La niña del cementerio

Lucía era una niña de unos 11 años,de pelo oscuro y tez blanquecina, su piel pálida y su mirada siempre hacía recordar a todo aquél que la veía a esas muñecas de porcelana antíguas...era incluso tán frágil como estas, su salud se resentía a menudo y era facil verla acatarrada, por eso es que Anne, su madre, siempre le recordaba que llevara consigo un chalequito por si sentía frío en su delgado y delicado cuerpo.

Pero siempre se lo dejaba olvidado en una de las sillas del salón. Siempre se repetia la misma escena, Anne al ver que su hija se le olvidaba, acudía á buscarla pero siempre terminaba regresando a casa pues nunca lograba encontrar el lugar exacto donde jugaba la niña.
Pensaba reñirle una vez que regresara a casa, por sus prisas y por su estado tán débil.

Y no resultaba facil distinguir a Lucía allí donde pasaba las horas, en aquél paraje verde y gris a pesar de que llevara puesto un vestido blanco, su preferido, ella solía jugar en aquél lugar situado cerca de la casa donde vive, tán sólo un pequeño sendero de piedras y una verja separan su casa de éste.

Los niños no querían jugar con ella, triste y sola se sentaba con su osito de peluche, ya medio roto por el paso del tiempo sobre un frío marmol y allí pasaba las horas observando la arboleda, escuchando el susurro del viento,imaginando historias de princesas y caballeros de cuento o cantando una nana que su madre solía cantarle cuando más pequeña para irse a dormir.






A veces se acercaba a una reja y desde allí miraba a otros niños que a lo lejos se detenían a beber en la fuente de la plaza , a jugar con otros niños o pasear con sus padres, si notaba que captaba su atención,les sonreía..pero pocas veces lo hacía al ver las reacciones de estos..que apartaban rapido la vista de ella escondiendose entre sus padres,incluso detrás de aquella monumental fuente en un gesto de cobardía o tal vez por timidez...y otros aceleraban el paso como si hubiesen visto algo espantoso.


Anne se sentaba todas las tardes en una vieja mecedora donde tiempo atrás solía contarle cuentos a Lucía, la mujer espera paciente como siempre, el regreso a casa de su hija, con la mirada perdida, sentada en su mecedora perdía el tiempo recordando días mejores.
Cuando escuchaba abrir la puerta se apresuraba a ver si ella entraba, pero se trataba de Roberto,el padre, que volvía cansado de su oficio, pues desde el atardecer salía y no aparecía hasta la mañana siguiente, el hombre no tenía mucho tiempo para ninguna de las dos, vigilaba el cementerio cercano,resultaba ser un hombre de confianza, de vez en cuando ayudaba a enterrar a todos aquellos a los que la vida no les quiso dar otra oportunidad. Así que cuando llegaba llegaba cansado,sin ganas de hablar...pero Anne le preguntaba-¿la has visto ya?-
a lo que Roberto siempre le contestaba para calmarla -no...tranquilízate, ya veras como más tarde regresa...-


Lucía no solía moverse del lugar donde trabaja su padre, le resultaba tan agradable y familiar que perdía las horas allí,se conocía al detalle cada palmo del cementerio, ese camposanto tan tranquilo se había convertido en su lugar de recreo y ella parecia aceptarlo como algo normal.

Al cementerio llegaban numerosas visitas y a Lucía le gustaba observar como algunas personas dejaban flores y rezaban frente a la tumba de sus familiares, algunos visitantes se quedaban extrañados de verla a lo lejos sentada sobre uno de las fríos mármoles con su mirada triste puesta sobre ellos..y comenzaba a llorar abrazada a su maltrecho osito..., era tan inquietante y desconcertante aquello que muchos se acercaban hacia donde estaba ella para preguntarle...

-Niña por que lloras? ¿y tus padres?...¿acaso te has perdido?
a lo que la niña contestaba...

-Estoy triste porque nadie quiere jugar conmigo...no me he perdido..mi padre está allí...-


La persona se volvía perpleja para hablar con el hombre que la niña había señalado a lo lejos...

Cuando llegaba, ya Roberto esperaba la conversación por el gesto de desconcierto en el rostro de aquél o aquella que venía a preguntarle...

-Buenas tardes..disculpe pero me he encontrado a su hija allí sentada y llorando...dice estar muy triste...

A lo que el hombre,con la mirada perdida siempre respondía:

-si...se trata de mi hija..Lucía no tuvo tiempo en vida ni siquiera de jugar con nadie pues siempre estaba enferma... está enterrada allí mismo donde usted la encontró...intenta recuperar una ilusión, una alegría que en vida no le dió tiempo a experimentar: su própia juventud... ya es tarde...-

"Vive cuanto puedas hoy porque mañana... puede que sea tarde para tí"

Un cuento de "King"






2 comentarios:

rubencas dijo...

Estoy deseando poder leer el relato.

Saludos king

rubencas dijo...

Kike hemos sido recibido también el premio de blog solidario. El premio también se puede otorgar. Tienes nuestro blog solidario.

saludos

el problema es que ya tienes el premio, pero al menos sabes que una parte del corazoncito de made in huelva está con el cibercastillo.

adios amigo