La leyenda del Mariscal de las Tinieblas (cuento tradicional)

En cuanto a la asombrosa tradición oral francesa sobre este personaje singular, se refleja aquí lo que bien pudo contar cualquier posadero bretón del siglo XV a los cansados viajeros que recalaban en su venta con la intención de amenizar una reconfortante cena.
La leyenda nos cuenta como Monsieur de Rais, hastiado de luchar contra los ingleses, se retiró a su castillo de Tiffauges y dedicaba todo su tiempo a las fiestas y al placer. Fue entonces cuando un caballero, el conde Odón de Tréméac, señor de Krevent y otros lugares, pasó por sus tierras,montado a caballo,en compañía de su prometida. Era ésta una bella dama llamada Blanche de L´Herminiére. Gilles de Rais los invitó a descansar en el castillo y a beber una copa de vino con especias. Los prometidos estaban deseosos de continuar el viaje, pero De Rais insistió tanto y se mostró tan amable que la noche los sorprendió en su compañía. De repente, a una señal del dueño del castillo un destacamento de soldados irrumpió en la sala de banquetes, se apoderó del conde Odón de Tréméac y lo arrojó a un profundo calabozo. De Rais suplicó a la dama que le perdonara la descortesía y lo aceptara a él en matrimonio.


Blanche sollozó y se negó a recibir ayuda.De Rais no hizo caso ni de su resistencia, ni de sus lágrimas y la llevó a rastras hasta la capilla. Miles de velas brillaban en el altar y las campanas tañeron a boda.Blanche estaba tan blanca como un lirio y un gran temblor se había apoderado de su cuerpo. El mariscal, vestido todo él de oro y con una magnífica barba roja, se puso de pie a su lado.

-¡ Deprisa, capellán,casadnos!-gritó el impetuoso pretendiente.
-No quiero a mi señor por esposo-exclamó Blanche de L´Herminiére.
-¡Casadnos, casadnos!
-No lo hagais-suplicó la joven dama, llorando desesperadamente.
-¡Obedecedme, os lo ordeno!

Y entonces, cuando Blanche intentó salir corriendo, Gilles la cogió en sus brazos.
-Os lo daré todo-declaró apasionadamente-.Os daré mis castillos,mis tierras,mis joyas, mi oro.
-¡Dejadme marchar!-gritó la joven.

-Os entregaré-insistió De Rais-,mi persona,mi cuerpo y mi alma.

Al oir esto, tuvo lugar una transformación en el rostro de la bella Blanche.
-¡Acepto! ¡Acepto! ¿Me oís bien,Gilles de Rais? Os acepto, señor de Tiffauges, y de ahora en adelante me pertenecéis.
En aquel mismo instante la hermosa Blanche se convirtió en un diablo azul, con una voz de trueno.

-Gilles de Rais- dijo el demonio con una carcajada siniestra-, Dios se ha cansado de vuestros pecados, ahora pertenecéis al infierno y desde este día en adelante llevaréis su ropaje.

Al decir estas palabras, el demonio hizo una señal y la roja barba de Gilles de Rais se puso de color azul oscuro.

-"Ya no sois Gilles de Rais- dijo el demonio-.Desde ahora sois Barba Azul, el más aterrador de los hombres. Vuestro nombre será maldito de generación en generación y después de vuestra muerte vuestras cenizas serán lanzadas al viento, y vuestra alma malvada se sumirá en las profundidades del infierno".

Gilles suplicó misericordia, pero el demonio soltó una risotada que se clavó en el alma atormentada del antíguo paladín de Juana de Arco.Entonces el diablo habló de los cadáveres de las siete esposas que yacían en los sotanos del castillo y añadió: -El conde Odón de Tréméac, con quien he venido cabalgando bajo el disfraz de Blanche de L´Herminiére, se acerca en estos momentos al castillo a la cabeza de un grupo de caballeros.Vienen para vengarse de las muertes de todos aquellos a quienes habéis asesinado.

-Entonces,¿Estoy perdido?-gritó Gilles de Rais.

-No, todavía no-contestó el demonio-.porque no ha llegado aún vuestra hora.

-¿Quién los detendrá?-preguntó De Rais.
-Yo lo haré-replicó el demonio.
-¿Por qué hacéis esto?-pregunto Gilles de Rais.
-Porque-dijo el demonio- os necesito.Me serviréis mejor vivo que muerto.Y ahora, adios,y no olvidéis que me pertenecéis en cuerpo y alma.

"El demonio desapareció en una nube de azufre, pero desde aquél día la barba de Gilles de Rais fue de color azul. El diablo impidió al conde de Tréméac que se vengara de los muertos y el castilllo de Tiffauges quedó protegido.Pero Gilles de Rais sabía que el maligno volvería un día a reclamar su alma".


+Extraido del libro "El Mariscal de las tinieblas- la verdadera historia de barba azul-" de Juan Antonio Cebrián

2 comentarios:

MrPeace dijo...

Me encantas estas historias, señor del castillo. Pero, sabiéndoos ocupado en cuidar las telarañas de las catacumbas y reacomodando los cadáveres habeis pasado por alto citar las fuentes del mismo, quizá sean necesitadas por algún estudioso del tema y puedan ser de gran ayuda.

Un saludo!

"KING" dijo...

Andaba liado, como usted bien dice reabilitando la cripta para albergar en ella nuevas almas y se me pasó por alto citar la fuente..ya está actualizado :)
Un saludo